Sin duda la complejidad del siglo que nos tocó vivir nos remite con mayor necesidad a reconocer los aciertos y desaciertos que la sociedad ha tenido en los procesos sociales que se han promovido a partir de las instituciones. Posiblemente también para la mayoría es advertible que muchas acciones de las instituciones actuales resultan insuficientes o desarticuladas originando un fuerte cuestionamiento a su función social.
A través de la historia, las instituciones educativas han sido consideradas como el recurso más idóneo para todo tipo de desarrollo y renovación social, ya que mediante el proceso educativo se transmiten los valores y conocimientos fundamentales para la preservación de la identidad cultural y ciudadana. La educación es, entonces, la base fundamental de la formación y preparación de los recursos humanos necesarios para toda sociedad. La escuela se convierte así, en el lugar para la adquisición y difusión de conocimientos relevantes y el medio para la multiplicación de las capacidades productivas y de desarrollo social.
La sociedad actual altamente compleja y cambiante, exige cada vez más al sistema educativo su modernización. Este va transformando su organización y funcionamiento al tiempo que emergen nuevas orientaciones en sus contenidos y enseñanzas, mismas que deben ser acordes con los cambios económicos, científicos, tecnológicos y sociales, para así garantizar una formación integral y armónica.
Por su parte, la política en materia de educación en la actualidad también está orientada hacia el mejoramiento de la calidad educativa, el incremento de la cobertura y la modernización de la estructura administrativa del sistema educativo, a través de la revisión y reforma de todos sus niveles y modalidades. Esta es la razón por la cual, se le ha dado énfasis al proceso de descentralización como una estrategia orientada a dar mayor autonomía de gestión a los centros educativos, a partir de generar cambios profundos en la docencia para la transformación de las prácticas pedagógicas como sustento de dichas transformaciones.
Como espacio educativo la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas está inmersa en un gran panorama de transformaciones. A través de la historia nuestra institución ha sufrido cambios y le han antecedido instituciones que han sido parte nodal y fundamental de las transformaciones educativas en el estado de Zacatecas y del país. La primera de ellas fue un colegio jesuita, abierto con carácter secular, que tenía como propósito educar a la juventud zacatecana en las ciencias, la política, las letras y las artes mayores.
En el año de 1828, después de renunciar a la cartera de Ministro de Hacienda durante el gobierno del presidente Don Guadalupe Victoria, Francisco García Salinas, “Tata Pachito” como lo conocían y lo llamaban de cariño los zacatecanos, regresa a Zacatecas como gobernador y en 1832 funda en el municipio de Jerez la Casa de Estudios de Jerez. En 1937, este centro de estudios se establece en Zacatecas con el nombre de Instituto Literario del Departamento, y luego a Instituto Literario de García. De 1885 a 1919, se le nombró Instituto Científico y Literario de Zacatecas. Después de la Revolución, en 1929, se le conoce como Instituto de Ciencias de Zacatecas que perduró hasta 1959 cuando cambia a Instituto de Ciencias Autónomo de Zacatecas. Finalmente, en 1968 se convierte en la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Durante la década de los 70s, posiblemente relacionado con las ideas de la primera Reforma de la Universidad realizada en 1971, se comenzó a manifestar la necesidad de generar cambios radicales también en el ámbito del deporte y dentro de las actividades de la educación física universitaria. Antes de esta fecha, la educación física en la Universidad estaba considerada como obligatoria y por ello, aparecía como una materia que debía ser cursada y se caracterizaba por un enfoque netamente militarizado.
A finales de los 90s y en los albores del nuevo milenio dentro de los resolutivos del Congreso de Reforma de esos años, la participación de los docentes del Departamento de Promoción Deportiva (DEPRODE) fue determinante para que se aprobara la creación de una Escuela de Deportes. Sin embargo, no se le dio seguimiento a esta propuesta sino hasta el año del 2014 cuando se presenta el proyecto de la creación de una Licenciatura en Cultura Física y Deporte en lugar de la Escuela de Deportes, el cual se quedó en una mera intensión dándole seguimiento y actualizándolo hasta el 2016. Finalmente, con una planta de maestros con el perfil académico profesional, con la inquietud y diversas solicitudes de la comunidad estudiantil, se presentó el proyecto actualizado a los Consejos de Unidad, de Área, a la Comisión Académica del Consejo Universitario y al propio Consejo Universitario el cual lo aprobó el 5 de julio del 2018 para iniciar las actividades en agosto de ese mismo año.
MDPI Francisco Javier Cortés Navia